lunes, 25 de mayo de 2009

El alma que late con tu alma...

Extraido del libro, Dos Almas gemelas de Raimón samsó (2006).
Cada encuentro es una bendición; y al considerarlo así, nos bendecimos y honramos mutuamente. En cada relación, o bien te encuentras o bien te pierdes a ti mismo. Siempre nos enfrentamos a la misma pregunta: ¿Elijo el amor o bien elijo el temor?. Todas las relaciones son una versión adaptada de este desafio. O las conviertes en un cielo o en tu infierno. En ambos casos nunca dejarán de ser tu gran lección.
Las relaciones son nuestra práctica espiritual más profunda y el camino para volver al amor. Carecen sólo de aquello de que nosotros las hemos privado. En este sentido se convierten nada menos que en lo que las convertimos, sin que pueda hablarse de culpa. Dejar de entregar las relaciones al ego es la única vía para salvarlas de la locura en que las hemos convertido con anterioridad.
El amor no necesita de ninguno de nosotros para que juzguemos quíen es merecedor de recibirlo, y a qué precio, y a quíen no. Todas las relaciones que se basan en el temor al dolor del pasado están condenadas a repetirlo una y otra vez, por que allí donde está presente el temor sencillamente no ingresa el amor.
Tarde o temprano todas las órbitas se alinean de nuevo como ocurre cada cierto tiempo con los planetas del sistema solar o como los cometas, que se acercan cada muchísimos años y llenan la noche de luces, las almas al igual que las órbitas del universo, tarde o temprano, tambien se alinean.

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