miércoles, 1 de julio de 2009

Sant Joan de Altura.

Hay muchas maneras de pasar Sant Joan, una de ellas es en la montaña. Y, eso es lo que hicimos, pasar de macrofiestas, de mega aglomeraciones playeras, y de todo aquel sitio con más de diez personas reunidas. La verdad es que no quedaban muchas opciones, pero, lo cierto es que ya lo teníamos bastante claro.La idea era hacer una actividad nocturna, y una acampada a la luz de las estrellas. En un principio, escogimos el clot de Sajolida, pero la idea de que las cabras nos empezasen a tirar piedras, nos hizo cambiar de opinión. Escogimos un sitio donde solo una cabra, podría tirarnos alguna piedra. Solo una cabra? solo una? pues está claro no?, en efecto, La Via Ferrata de Centelles.
En el pueblo de Centelles, esta popular y concurrida Vía, fue nuestra elección. Pensamos, realmente, en que quizás por la noche estuviese tambien transitada. Pero al llegar allí comprobamos que eramos los únicos zumbaos.Lo primero que hicimos, fue escoger el sitio, donde acampar, subimos por la carretera, que va circundante a la via, y en el tramo en que dicha carretera, atraviesa la VF, aparcamos los coches. Cogímos toda la comida, mochilas, sacos, esterillas, tiendas, y descendimos el camino en dirección a la VF.Al pronto, nos encontramos una gran esplanada, allí, es donde pastan las vacas. Un poco más abajo, un pequeño balcón, nos ofrecía unas estupendas vistas del pueblo de Centelles. Empezaba a anochecer. Escondimos todo, bien camuflado, y volvimos a los coches para ir al inicio de la Vía.

Totalmente de noche, comprobamos que somos, los únicos locos, nos equipamos y para arriba, con lo justo. Como compañeros de aventuras Silvia, Cristina, Marc y yo mismo. La verdad es que entre risas y cachondeo, al poco estabamos en el inicio de la vía, con nuestros super frontales, y el hambre apretando, la cosa se intentó que fuese rápido.
Las vistas desde la Ferrata, del pueblo, y de la juerga que se empezaba a cuajar en el mismo, y en el camping de alrededor eran latentes. En cambio, nosostros subimos en solitud, algún animal nocturno, algunos insectos bastante extraños, y nuestros comentarios, pero totalmente en solitario. Pasando todos y cada uno de los pasajes de la VF, seguro que os estareis preguntado, y el puente que? pues el puente de Centelles, lo dejamos para otra ocasión, basicamente por que había mucha hambre, y falta de ganas. Así que tras estar una hora y media, nos encontramos a la famosa cabra de Centelles, que estaba un poco aturdida entre los petardos, los cohetes, y los Ferrateros nocturnos, a pesar de eso, nos saludó, como siempre muy atenta, y nos permitió continuar con nuestra aventura nocturna.
Más tarde subimos por el tramo fácil, y cerca de las doce ya estabamos en nuestro balconcito. Ya digo, unas estupendas vistas, y un sitio estupendo donde en completa soledad, pudimos montar nuestro campamento.
Al poco rato, estaban las dos tiendas montadas, y un magnífico, estupendo, y suculento banquete nos esperaba, entre el vino, el cava, la coca, el pá amb tomaquet, el embutido, las estrellas, las risas, y la compañia, la cosa se alargó hasta las cuatro y media. La idea era despertarse para ver la salida del Sol, pero teniendo en cuenta que al día siguiente había que trabajar, se desestimó la idea en el momento preciso, en que había que levantarse.
Sobre las siete y media, empezamos a salir de nuestras tiendas, a desperezarnos y a recoger un poco todo. Con algo de dolor de cabeza, Marc y yo, decidimos bajar corriendo por el camino de retorno, para buscar los coches. En un periquete estabamos abajo, y en un plis plas arriba, recogiendolo todo, y de vuelta a casa.
Un Sant Joan diferente, un Sant Joan de altura, pero creedme¡¡ totalmente recomendable.
Hasta la próxima...

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